El porqué de esta web

A menudo, pensamos que las personas que van al psicólogo están tan mal que no pueden superar algo ellos solos. Pero lo cierto es que hay tantos tipos de psicólogo como formas de “utilizarlos”. Aunque es lógico pensar que, hasta que no tenemos una dolencia, no acudimos al experto por la forma que tenemos de concebir la salud, en general. Si nos duele la cabeza, no vamos al médico porque tenemos paracetamol y el alcohol o la cafeína puede regular, de igual manera nuestro estado de ánimo. De igual manera que normalizamos algunas adicciones, inconscientes del grado de dependencia de esas sustancias u objetos. Sin ir más lejos, bien conocidos son los efectos del like o de los juegos sobre la regulación de la dopamina.

No estamos locos pero, si lo estuviéramos, no pasaría nada tampoco

“Ojos que no ven, corazón que no siente”

Tendemos a estigmatizar a las personas que acuden a consulta y, por eso, normalmente, quien acepta un tratamiento suele llevarlo en secreto. Pero, si todas las personas que necesitan ayuda lo dijeran y compartieran la experiencia, el miedo que supone el desconocimiento implícito en ese silencio encontraría un motivo para disolverse y afrontarse. En parte, el mundo interior es un mundo desconocido: no tememos ir a terapia, tenemos miedo de ver nuestros verdaderos fantasmas y de ponerles nombre. Y ya se sabe, lo que no se nombra, no existe. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Por este motivo, las películas son una aproximación a ese mundo interior temido. Una forma de acercarnos a esa realidad interna que nos desconcierta y nos afecta podría ser mediante el ejercicio de la empatía; y, de igual manera, la búsqueda de significado podemos empezarla en los problemas ajenos, los que mueven la trama del argumento mediante los personajes y las historias.

El cine es una representación de la realidad que nos aproxima a la vida con seguridad

Sentirnos dentro del argumento, protagonizando, desde lejos, el liderazgo en la búsqueda de soluciones y aventuras es una manera de delegar, a la fantasía o la ficción, un problema personal demasiado pesado. Ver películas mediante una actitud de introspección nos puede dar la llave para abrir ciertas puertas que, de otra manera, no seríamos capaces. Al menos, encajar la llave correcta en la cerradura indicada. Quizás la puerta sea demasiado pesada o no tengamos capacidad para girarla con el movimiento adecuado. Pero ya es algo.

Luego tocará pedir ayuda a la persona indicada, el psicólogo o la psicóloga, que no es un experto en cerraduras pero sí en ayudar a conectar caminos, animando a abrir puertas a quien se siente perdido. El hecho de abrir las puertas lo tiene que hacer uno mismo. Y el cine es un gran primer paso para darse cuenta de ello.

“No estamos locos”, pero si lo estuviéramos, tampoco pasaría nada

A veces, no sabemos lo que queremos, pero eso no significa que estemos locos. De todas formas, sí es bien cierto que los problemas emocionales del día a día podrían solidificarse y cronificarse, haciéndonos mucho más difícil regresar a nuestro estado mental saludable. Es como si Dorothy fuera arrastrada, brutalmente, por el tornado tan lejos y tanto tiempo como tiempo de reacción ante el problema tuviéramos. Efectivamente, el trastorno mental podría compararse a los signos de un tornado y a sus efectos sobre la persona y su entorno. De manera que hay que estar alerta a las primeras señales para prevenirlo o para conocerlo y ponernos a salvo.

Venga, visita la Filmoteca.

Las películas pueden ayudarnos a expresar nuestros problemas, identificándonos con los problemas de los personajes y aprendiendo formas nuevas de resolverlos, integrándolos a nuestras vidas.

Si necesitas ayuda, pide ayuda: mantén a raya los sesgos

Las películas no lo son todo. Sirven para que te des cuenta, mirando de fuera a adentro y de dentro a afuera, conectando en bidireccionalidad con la historia y sus personajes. Pero luego vuelves a tu vida real, dejando al margen la película y, ante tu panorama -que no ha cambiado aunque hayas hecho una aproximación al “psicocine”- hay cosas que hacer. Has podido afrontar las dificultades en la imaginación, dándoles forma a los problemas, viéndolos en la distancia y haciéndote una idea sobre cómo podrías vencerlos. Pero, quizás necesites a un experto, que no es más que otra persona que, como tú tiene sentimientos y quizás también es fan del psicocine, pero que tiene la formación para poder cribar aún más lo que son, realmente, problemas de lo que no lo son. Y te pongo otro ejemplo: existen distorsiones de la realidad que no nos permiten vernos tal y como somos.

Gaslight, de Hitchcock, habla de la manipulación que puede hacer la pareja para que veamos cosas que no existen, a través del velo de la manipulación del otro, para que hagamos lo que quiere.

Digamos que hay “sesgos” que pueden afectar a cualquier persona, no solo a quien cuenta el problema tal y como piensa y siente que tiene tal problema, sino que también puede afectar a la persona que escucha. Sin embargo, los psicólogos son profesionales especialmente entrenados y con las herramientas necesarias como para poder discernir entre el sesgo y la realidad. Todas las herramientas que utiliza el psicólogo han de estar comprobadas científicamente y con rigor (evidencia empírica). Te pondré algunos sesgos, para que comprendas un poco más el fenómeno.